sábado, 17 de enero de 2009



Él la estaba esperando, con una flor amarilla. Ella lo estaba soñando, con la luz en su pupila. Y el amarillo del sol iluminaba la esquina, lo sentía tan cercano lo sentía desde niña. Ella sabia, que el sabia, que algún día pasaría que vendría a buscarla con sus flores amarillas. No te apures, no detengas, el instante del encuentro esta dicho que es un hecho no la pierdas no hay derecho, no te olvides que la vida casi nunca esta dormida. En ese bar tan desierto nos esperaba el encuentro, ella llego en limusina, amarilla por supuesto. Él se acerco de repente la miro tan de frente toda una vida soñada y no pudo decir nada.

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